República Dominicana:

Una Década de Apertura Económica

Por Luis Soriano.








En la página Web(https://definicion.org/apertura-economica, 2019) se defina la apertura económica como el proceso a través del cual la economía es ajustada a las nuevas realidades del mercado y sus relaciones sociales, así como a las transformaciones comerciales y tecnológicas globales.
 En ese mismo término se alude a una homologación de la economía de un país con la de los principales centros de desarrollo económico del mundo, para lo cual se requiere fortalecer la inversión privada e incentivar la inversión foránea, eliminar regulaciones y control de precios tanto nacionales como internacionales al tiempo de reducir restricciones en los campos financieros, fiscales, comerciales, monetarios y de inversión
Este proceso tiene como finalidad la dinamización económica y comercial de un determinado país, estado, región o nación lo que explica la dinámica de los acuerdos multilaterales de cooperación económica entre las distintas economías mundiales
Al medir los niveles de apertura económica de una economía es condición sinequanom auxiliarse de los indicadores de apertura los cuales ofrecen informaciones contundentes sobre el grado de apertura y dinamización económica del país evaluado al tiempo de ofrecer a los inversionistas extranjeros informaciones relevantes sobre la oportunidad de invertir en nuevos nichos de mercado
La república dominicana durante la década comprendida 2009-2018 ha experimentado un crecimiento económico sostenido, que a su vez es medido por la variable macro económica del Producto interno bruto. En este, se exhiben niveles de crecimiento de la economía local por encima del promedio crecimiento de la región de américa latina y el caribe. Este crecimiento económico debería ser el reflejo de las actividades productivas del estado, de la productividad y competitividad de sus sectores productivos (primarios, secundario o terciario) dentro del marco del comercio internacional y, en consonancia con la definición de apertura arriba descrita,  Guardando la relación de fortalecimiento de la inversión privada, incentivo de la inversión foránea, eliminación de regulaciones y control de precios tanto nacionales como internacionales al tiempo de reducir restricciones en los campos financieros, fiscales, comerciales, monetarios y de inversión
Durante la década el índice de apertura económica de la nación medido por el saldo de la balanza comercial es de 0.3927 lo que podría interpretarse como un país de bajos niveles de apertura económica a pesar de la gran cantidad de tratados y acuerdos de libre comercio y de cooperación económica de los que el país es signatario. De igual manera, el saldo de la balanza comercial de la república reflejó un balance deficitario de $81,123 millones de dólares: las exportaciones o ventas de los sectores productivos nacionales en el o al exterior ascendieron a $88,698.8 millones de dólares en tanto que las importaciones alcanzaron la cifra de $169,821.8 millones de dólares lo que equivale a decir que para esta década (2009-2018) el país compró 92% más de lo que vendió al exterior. monto que casi duplica sus niveles de exportación.  
Una simple introspección de análisis cuantitativo en términos económicos induce al menos ducho de la materia a la siguiente cuestionante: ¿De dónde salen las divisas para que los sectores productivos de la nación puedan cubrir este saldo deficitario?
Las respuestas son diversas; sin embargo,  y en aras de no caer en una mera especulación, apelamos a los datos sacados de la página web del banco central de la república dominicana donde tanto los sectores primarios y secundario de la economía han perdido participación o se han mantenido estático en cuanto al aporte al crecimiento del PIB  con una tasa de crecimiento anual promedio que oscila entre 7 y 8% respectivamente. Para esta década el promedio de participación en la economía nacional tanto del sector agrícola como el industrial oscila entre 5,92% y 28,26% respectivamente el restante 65,82% pertenece al sector de servicios lo que confirma lo que ya ha sido develado desde las últimas décadas del siglo XX: la economía nacional ha pasado de una economía agraria a una economía de servicios
Bajo esta tesitura las divisas generadas dentro del marco de las exportaciones nacionales provienen, en gran medida del sector servicio (turismo, telecomunicaciones, servicios de intermediación financiera entre otros) lo que a simple vista no resulta suficiente para mantener alcanzar o, en su defecto producir los niveles de competitividad tan deseados de la economía nacional dado el saldo deficitario de la balanza comercial. Otro aspecto a considerar es que, este sector es muy vulnerable, versátil y dependiente.
Si el sector de servicios o sector terciario de la economía, “no produce bienes tangible” (Mendez, 2005) y, dicho sea de paso, es el sector económico que más aporta al crecimiento del PIB de la nación estamos ante una inminente situación de emergencia  dado a que, al descansar el crecimiento económico en este sector, cualquier externalidad por mas superflua que esta sea, dentro del contexto internacional o dentro del panorama interno, afectaría sustancialmente el desenvolvimiento económico hasta ahora logrado.
Los sectores industrial y agrícola, a pesar de haber registrado crecimientos sostenido durante la década, no alcanzan los niveles de productividad y competitividad deseados como para posicionar la economía del estado en niveles equilibrio de su balanza comercial (por no aspirar a la quimera de eliminarlo)
El Saldo deficitario de la Balanza comercial es un reflejo de que estos sectores son mayormente demandantes de divisas que generador de las mismas.
La demanda perenne de moneda extranjera en aras de honrar los compromisos externos, junto a la ineficiencia de estos sectores productivos quizás sea, entre otras, una de las razones del endeudamiento externo al que incurren los gobiernos, los que aunados ejercen presión sobre la tasa de cambio que, indefectiblemente, se refleja en pérdida de poder adquisitivo de la moneda local y su consecuente oleada de inflación.
La pérdida del poder adquisitivo de la moneda local, medida por el IPC para este periodo se situó en 37,73% una tasa de devaluación equivalente a 3.77% anual muy, parecida a los niveles de apertura económica del estado que durante la década es de 39.27% o 3.93% anual y al promedio de apreciación de la moneda extranjera que es de 3.63%. o 36.02% durante la década
 Visto estos resultados, parecería que los niveles de apertura económica para una economía pequeña están muy vinculados con el grado de devaluación que estén dispuesto a permitir sus autoridades en ocasión de mantener la estabilidad económica, el tipo de cambio y niveles de dependencia económica 
De igual manera estos niveles de apertura pudrían perturbar el curso normal de la economía interna si se amplían más de lo acordado o permitido y sin antes fortalecer las estructuras internas de su aparato productivo en dirección a la innovación, investigación y Desarrollo.
Es imperativo un re direccionamiento de la economía local en este sentido para así lograr  la productividad y competitividad de la economía interna especialmente la de los sectores primarios y secundarios, si se quiere disminuir el saldo deficitario de la balanza comercial que hasta el momento solo es satisfactoria en el sector servicios   y, finalmente, si se quiere aumentar los niveles de apertura económica del estado sin que esto implique endeudamiento externo, devalución de la moneda local, inflación, disminución de los niveles de vida de la clase más vulnerable y dependencia económica del estado de los centros mundiales de financiamiento económico.
La apertura económica debe ser sinónimo de desarrollo económico inclusivo y extensivo.
Hasta pronto amigos….




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